martes, 20 de noviembre de 2007

Una buena reprimenda

El Domingo pasado Atlanta jugó contra All-boys en Floresta. El partido terminó 1 a 1.
No tengo ganas de escribir una crónica sobre el partido, porque además realmente no aporta absolutamente en nada a nada, valga la redundancia.
La verdad es que jamás esperé menos un “clásico” con All-boys como en esta ocasión (quizá un agravante para ello haya sido que el Martes 20 tenía tres parciales). Más allá del paréntesis, una de las verdades subjetivas que siento, es que All-boys no me interesa un pomo. No es una sensación de superioridad histórica, ya que realmente no encuentro fundamento alguno por el cual un equipo que estuvo 8 años en primera no pueda ser clásico de uno que estuvo más de 45 años en esa división. Es más, me parece que atendiendo a las realidades contemporáneas de ambos clubes, Atlanta no puede darse el lujo de zozobrar a su neorival con ese argumento. Es simplemente una sensación de ignorancia hacia el equipo de floresta, toda vez que sus actitudes, son las de un verdadero club con gente que tiene serios complejos de inferioridad. No quiero detenerme en argumentos para justificar esto, pero sinceramente el mensaje llega así. Van a poder verlo claramente en uno de los videos de Youtube que voy a poner ahora.
Yendo a lo puntual y a lo que quiero remarcar, es que este empate coadyuva en demasía a que se acabe de una buena vez una rivalidad enferma, la cual es denotada así por culpa de una de las partes (All-boys), y consentida por la otra (Atlanta). Todos los hinchas de Atlanta somos responsables de darles aunque sea un poco de bola a los hinchas de All-boys. (La diferencia está clara: Ej: Atlanta cada vez que recibe a All-boys de “local”, no prepara ningún festejo desmedido ni exacerbado. En cambio, para All-boys, recibir a Atlanta, es no solo una oportunidad de festejar y tratar de demostrar a toda costa que son una banda gigantesca llenando la cancha de trapos por doquier, sino que además, una oportuna ocasión para verter sobre gente que quizá nada tiene que ver con la situación – jugadores- todo el odio y prejuicio racial posible).
Lo cierto es que Atlanta le empató a 8 minutos del final a All-boys, le cerró la boca, sin ningún triunfo y jugando paupérrimamente, pero alcanzó para generar una heladera gigantesca en el corazón de Floresta. Podrán decir que se festeja un empate, cosa que es totalmente normal que ocurra en una situación así, ante cualquier rival y de parte de cualquier hincha, pero el gol de Molina les abrió bien el orto (No se los cerró, porque sino no seguirían hablando, lamentablemente). Ja!.






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